El siempre directo y brillante James Carville (él sà es un consultor polÃtico, y no el improbable samurai al que ayer El Mundo hacÃa un mamatorio infitino) nos cuenta en CNN lo que aconsejarÃa hacer a Obama, ahora que se extiende como la pólvora la idea de que podrÃa no ser reelegido el año que viene. Recordemos que Obama está en niveles de aprobación muy bajos, en los 40, y que cunde entre los americanos el desencanto por la mala situación económica y el bloqueo polÃtico entre Congreso y Casa Blanca. América ha olvidado ya quién incurrió en un déficit billonario por las aventuras de Afganistán e Irak. Traducción del memorando no solicitado a Obama por parte de Carville:
Suelen preguntarme qué consejo darÃa a la Casa Blanca sobre asuntos diversos. Hoy he estado pensando sobre los resultados electorales desde Nueva York y Nevada. ¿Qué debe la Casa Blanca hacer ahora? Una palabra me vino a la mente: alarmarse. Entrar en pánico.
Ya hemos pasado la fase del mero envÃo de argumentarios. No tratemos de simplificarlo. Ya no podemos mantener más argumentación. ¿Has hablado con algún senador demócrata últimamente? Yo sÃ. Y está claro que no están contentos. Esto es lo que yo dirÃa al presidente Obama:
Ha llegado el momento de exigir un plan de acción que requiere un cambio completo de dirección. No sé de qué otra manera podrÃamos cambiar las cosas. En pocas palabras:
1. Despida a alguien. No: eche a un montón de gente. Puede que usted aún no lo sepa, pero esto no va bien. Si quiere un precedente, véase a la División 64a del Ejército Ruso en Stalingrado. Hubo tantas muertes en Stalingrado que producirÃan un orgasmo en el Tea Party. Sr. Presidente, su rumbo hacia el destino debe cambiar. Bill Clinton despidió a muchos en 1994 y con ello se llenó de energÃa. Reagan despidió a la mayorÃa de su personal de campaña en 1980. En una decisión histórica, los republicanos despidieron a su mismÃsimo portavoz, Newt Gingrich. Bush despidió el secretario de Defensa Donald Rumsfeld. Por Dios, ¿por qué seguimos manteniendo a los mismos asesores de polÃtica y economÃa que nos metieron en este lÃo? No funciona. Más aún: no va a funcionar con el mismo equipo, la misma estrategia y las mismas excusas. Sé que los analistas económicos son listos – trabajan 17 horas al dÃa. Pero es hora de mostrarles la puerta de salida. Despierte: demuéstrenos que hace algo.
2. Busque culpables.  Hay algunas personas en las finanzas estadounidenses que no han pagado como responsables de haber arruinado el tejido económico de nuestro paÃs. Pida al fiscal general un informe claro del estado de la investigación sobre esta increÃble injusticia con el pueblo americano. Sé que el fiscal general Eric Holder es un Ãntimo amigo suyo, pero si sus explicaciones no son buenas, despÃdale también. Pida saber por qué nadie ha sido imputado. Señor presidente, la gente está furiosa. DÃgale a la gente que usted también está enfadado y asqueado por las acciones irresponsables de Wall Street que causaron tanto sufrimiento. No acepte excusas. Exiga una acción inmediata.
3. Asuma el asunto como un demócrata.  Mientras estamos apoyando a los republicanos con esa basura de la austeridad, ¿quién está haciendo el papel de enfrentarse con los republicanos? Desde luego no los demócratas. Estamos permitiendo que el exquisito y más argumentativo burócrata de nombre Douglas Elmerdorf (director de la Oficina del Presupuesto en el Congreso), haga el trabajo. No le deje que haga el trabajo que deberÃa hacer usted. Hagamos nuestro trabajo. ¿No le hace pensar que estuviéramos mejor en medio del plan de estÃmulo, que ahora que estamos en pleno programa de austeridad?Â
4. Empéñese en explicarse. Céntrese en su lógica de lo que ha pasado y de los que va a pasar bajo su mandato. Céntrese en eso hasta las Elecciones (no diga que las cosas están mejorando porque es evidente que no mejoran). Cuando veo los debates republicanos, me doy cuenta de que estamos al borde de que un loco dirija nuestra nación. Me siento frente a la televisión y me estremece la idea de que unos esos republicanos amantes de creacionismo, negacionistas del cambio climático, radicales de la inmigración, podadores de la seguridad social, enemigos del de aire limpio, fascinados por la moral y protectores de Wall Street, pueda dirigir mi paÃs.Â
El camino por el que vamos no lleva a ningún lado. Es tarde y la urgencia es mucha. Dispare. Acuse. Luche.Â