Desde Bogotá, mi amiga Diana, que ha hecho campaña con Santos, echa de menos un post sobre las elecciones en Colombia. He estado demasiado implicado y estoy demasiado decepcionado (tanto como ella orgullosa, y em alegro mucho por ella, claro), como para hacer algo notable, pero van aquà algunas cosas que supimos, y otras que descubrimos ahora:
1. Colombia no puede elegir a Mockus. Un matemático raro y excéntrico, que no ofrece solvencia sino reflexión, no puede salir elegido en un paÃs azotado aún por la violencia. Siempre supimos que en Colombia la lucha contra el terrorismo y la dureza y la fuerza eran un «entry price», una «tasa de entrada» para poder liderar. Por mucho que dijeran las encuests que los principales problemas son la economÃa, la salud, etc., la seguridad sigue siendo la gran preocupación, siquiera latente. Santos está sobrado de esos atributos.
2. El candidato Facebook y el voto de prestigio no sulen cuajar. No es sólo ni fundamentalmente que las encuestas en Colombia fallaran en el muestreo. Es que como en tantas partes del mundo (Clegg en Reino Unido, Obama en Estados Unidos, MEO en Chile …), hay un voto de prestigio de los que yo he llamado «sofisticados», que luego deciden no ir a votar. Votar a Mockus es exótico en Colombia, es una pequeña excetricidad que uno puede exhibir en una encuesta. Pero frente a la urna la cosa es distinta y los colombianos y colombianas prefieren la seguridad. Con Santos pasa lo contrario: es feo decir que vas a votar por ese tipo duro y circunspecto pero luego le votas.
3. Gana Chávez. ¿Con quién iba a enfrentarse el venezolano si no? De hecho, ha estado haciendo campaña por Santos desde el primer momento. Para Chávez Santos es un regalo, aunque sea a costa de los colombianos de a pie. Si termina por imponerse Santos el 20 de junio, como estoy seguro que va a suceder, las relaciones entre Colombia y Venezuela van a ser un hervidero.
4. PodrÃa haber ganado NoemÃ, que partÃa como segunda tras Santos después de las primarias conservadoras. Pero perdió dos semanas imprescindibles entre aquella elección y las presidenciales. Noemà podrÃa haber representado la continuidad pero con mayor acento social, un punto medio entre el sheriff Santos y el filósofo Mockus. Una lástima. Ahora a ver qué pasa, porque Uribito debe estar ya ansioso por dar su apoyo a Santos y pedÃrselo a todo el Partido Conservador. NoemÃ, sin embargo, dará libertad de voto: no la veo para nada apoyando a Santos.
5. En Colombia hay mucho nivel. Lo hemos visto en los debates: los candidatos están muy bien preparados y han defendido posiciones concretas y propuestas especÃficas. Ya quisieran muchos paÃses tener un nivel que fuera la mitad del de los seis candidatos que hemos visto.
6. En Colombia marcan el ritmo de las campañas los medios: hasta el nivel del absurdo. Una decena de debates entre los seis candidatos, especiales en los medios con todos los candidatos a disposición… RidÃculo. Las campañas en Colombia son muy sencillas, seguramente por el peso nulo de los partidos: te pones en manos de lo que te reclaman los medios y punto. Eso me ha costado mucho entenderlo y asumirlo. De hecho, me resisto a asumirlo. Los candidatos no toman iniciativas y se ponen a disposición de quien quiera entrevistarles u organizarles el debate. Obviamente, esto favorece a Santos.
7. Más de lo mismo, pero Santos no es Uribe. De hecho, se soportan mal según dicen todos. Son demasiado «pura sangre» los dos. Pero con Santos habrá, como con Uribe, dureza contra el terrorismo, tensión con Venezuela y Ecuador, clientelismo del habitual, posiblemente pocas medidas contra la corrupción y, quién sabe, quizá una buena gestión económica y social. Ojalá suceda esto último.
8. Esperando los debates a dos. No está todo jugado. Ahora tenemos tres semanas de campaña en segunda vuelta. Habrá debates a dos y serán muy interesantes. Ardo en deseos de ver a dos personajes tan notables debatiendo. Si la distancia sigue siendo tan amplia como ahora quizá no haga falta, pero cabe prever que en caso de que se acorte, la campaña se vuelva sucia y negativa.
Diana, me alegra mucho por ti la victoria de tu jefe. Felicidades.